Piratas del Caribe

Debido a mi inclusión obligada en la lista de lesionados deportivos, he recalado de nuevo en los juegos de rol gracias a mi hermano y sus colegas.
En esta ocasión el juego elegido ha sido el 7º Mar, el típico de piratones en el Caribe.

Mi personaje es un fulano de Castilla que básicamente es el arquetipo del Jedi fracasado de Star Wars, pero en espadachín. No se porqué, pero me salen todos los personajes iguales.

Dentro de lo que cabe, la primera sesión salió bastante bien. Conseguimos colaborar para escapar de un barquichuelo y llegar a una isla donde se nos encomendó la misión imortante de la aventura.
La parte divertida llegó con la segunda sesión, donde el grupo de juego se convirtió en un comité federal cualquiera del Prisoe.
La cosa era ir en un barquito de una isla a otra en un viaje de apenas cinco días. En ese tiempo nos las apañamos para realizar tropecientos complots, incluidos varios intentos de asesinato entre los propios jugadores.
Salió mi vena prisoca y conseguí aliarme con un compañero y dejar al resto tirados en una isla mientras nosotros nos hacíamos con el tesoro.
Todo iba de maravilla hasta que el pirata de todo a 100% que tenía por compañero se arrepintió y me hizo ver las maravillas de trabajar todos juntos. Cual un Alfonso Guerra cualquiera, primero decía una cosa y luego otra.
Total, que al final me dejé convencer y terminamos llegando juntos al objetivo.
Si no hubiera hecho caso a nadie a estas horas sería el puto amo de un barco y estaría haciendo lo que me diera la gana. Cierto es que también tendría cinco enemigos jurados que me buscarían por el Caribe, pero teniendo dinero se puede uno comprar más amigos y aliados.

Como ya dijo Groucho, hay cosas mucho mas importantes que el dinero, pero son tan caras...

El desenlace de la aventura, este finde...