martes, septiembre 13, 2005

El color del dinero: traer un TontoLaPolla a la partida de póker

El TontoLaPolla desplumándonos

Esta historieta sucedió hace ya unos añitos pero me ha parecido de interés general para que nunca más ocurran estos lamentables hechos.

Nos ponemos en antecedentes: Sábado por la noche, el grupo de amiguetes se junta como cada semana.
El plan, jugar al póker mientras bebemos alcoholazo para posteriormente salir a ver minifaldas (no había novia de por medio)

Nos reunimos en mi casa los componentes habituales del grupo: El Brugal, Reed Richards, El Chiquitín, Raro-Man y yo.
Raro-Man anuncia que se trae un acoplado, empezamos bien.
Conocíamos al tipo de alguna otra salida y lo que todos pensamos al unísono fué "ya tenemos al panoli que nos va a financiar las copas". Si alguien nos hubiera dicho lo que iba a pasar durante el resto de la noche le hubiera tachado de loco, pero en aquella época desconocía los asombrosos poderes de un TontoLaPolla.
Ahora comprobaréis porque pensábamos esto del nuevo jugador.

El tío , de cuyo nombre no quiero acordarme ( realmente no es que no quiera, es que no me acuerdo) no era astrofísico precisamente, ni estudiante de instituto, en vez de graduado escolar tenía una etiqueta de anís del Mono.No se le conocía ninguna habilidad ni manual ni mucho menos intelectual.El hecho de anudarse los cordones de los zapatos ya resultaba una proeza para el individuo.
Seguro que hubo dinosaurios con mayor coeficiente intelectual.
Para no desvelar el apodo por el que era conocido le llamaré....el TontoLaPolla.

El caso es que nos colocamos en la mesa,servimos unos pelotis y empezó la partida.

Ya sabíamos más o menos como jugamos cada uno, pero el TontoLaPolla era una incógnita.
A su absoluta falta de capacidad intelectual se unía su desconocimiento del juego ya que hubo que explicarle las reglas y las combinaciones de cartas.Maldita la hora.

Que el TontolaPolla ganase una ronda tenía su gracia, que ganase dos mosqueaba, que ganase tres era preocupante...pero que a la media hora las hubiera ganado todas era ya de juzgado de guardia.

Su estrategia era prácticamente inexistente: tenía jugada, pues apostaba.
Cualquier jugador de póker sabrá que hay momentos en los que es necesario farolear porque sino te comes menos que el perro del Chocapic.

Le intentamos pillar faroleando, le intentamos acojonar faroleando nosotros...
Ni de coña, el TontolaPolla no faroleaba jámás, ¿para qué? no lo necesitaba. Siempre tenía cartas y de valor muy superior a nuestra jugada miserable y paupérrima.
Creo que lo mínimo que sacó fue un trio. Y de ahí para arriba.

Esa noche deberíamos haber llevado al TontoLaPolla a Las Vegas, porque TontoPolleaba a 20.000 revoluciones por minuto.
Claro que le habrían echado del casino y nos habrían dado una paliza por llevar semejante criatura por allí.

El caso es que dos o tres horas después fuimos nosotros los que le habíamos pagado las copas al TontoLaPolla.Daba igual, porque ante la exhibición de sus poderes hacía ya mucho rato que nos habíamos decantado por el alcoholismo.

Salimos a consolarnos con las niñas de las discotecas, pero claro está, pelados y borrachos no hay muchas posibilidades.
Así que el resultado final del sábado fue TontoLaPolla 1- Resto del mundo 0
Nos amargó la noche el muy cabrón.
Ni que decir tiene que aún culpamos a Raro-Man por haberlo traído y que algún día nos vengaremos.

Y aquí llega el acojonante final: lo último que supimos del TontoLaPolla fue que ingresó en el ejército como soldado pofesional.
Madre mía, a estas alturas lo mismo es el minijtro de Defensa.

¿¿A que esa noche estuvimos jugando con Bono sin saberlo??

¡¡¡ No lleveis nunca a un TontoLaPolla a vuestras fiestas, por lo que más queráis !!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mira que tienes mal perder...

Grijande Menemore dijo...

Es que no soy como aquel que dice:
-Me gusta jugar a las cartas y perder.
-¿y ganar?
-Joder, ganar tiene que ser la hostia

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