miércoles, noviembre 30, 2005

Conversaciones en un bus a las 6:30 AM

Con esto del frio polar, la lluvia y otras lindezas del invierno es un rollo tener que dejar la moto e ir al curro en el bus y en el metro.
Pero como dice Murphy, todo puede ir a peor. Mola mucho más el viaje cuando encima alguien ya se ha pegado un piñazo en la A-42 y te tienes que pasar media hora parado en la carretera.
Y aquí vuelve a salir el Murphy de los webs, porque efectivamente, aún puede ser peor.
Si se te sienta una mujer mayor al lado mientras dice " Yo me quedo aquí con mi colega", es para escamarse, pero en cuanto ves que la señora tiene ganas de conversación, ya es demasié.
Para empezar, eso de colega no lo diga, porque no queda bien ver a una señora de 60 y tantos años hablando en plan macarrilla. Es como si digo yo que esto es chachipiruli.
¿O es que me ha visto cara de pastillero y se quiere integrar en el grupo?

Después de sortear su primer intento de charla con una media sonrisa me pongo a mirar por la ventanilla. Es perder el tiempo, porque con el frio que hace fuera y la humanidad que va dentro, los cristales laterales están empañados del todo. Aún así, prefiero mirar hacia fuera, no sea que mirar hacia dentro sea tomado por un signo de querer iniciar la conversación.

Como estamos parados y empiezan a pasar ambulancias y coches de la "benetérica", empezamos a pensar en el típico piñazo.
Y aquí empiezan las verdaderas armas de destrucción masiva de la señora en cuestión.
Empieza con el "algo ha pasado". Coño, claro, a ver si se cree que al conductor le mola parar el autobús por nada.
Y se arranca a contarme su autobiografía, que puede que fuera muy interesante, pero que las partes que he podido medio entender entre la somnoliencia de la mañana tampoco eran para tirar cohetes.
Uno en su educación no tiene más remedio que asentir y de vez en cuando intentar colar algún monosílabo para que parezca que sigo atentamente el rollo.
Y es que a esas horas no está uno para nada, joer, que lo único que me apetece es leer los libros y cómics que llevo en la mochila.

En fin, viaje con media hora de retraso, rollete de charla como entretenimiento y apretujamiento en el metro.

Y encima hay que poner buena cara, no sea que mañana me la encuentre y no quiera ser mi colega.

Si es que no pué ser....

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