lunes, noviembre 28, 2005

Se acabó el dar cera, pulir cera

"Si me hubieran dicho que existía el DDT no hubiera estado 30 años con los palillos"

Malas noticias para los amantes de las pelis de los 80 que marcaron a toda una generación.
Ha fallecido a los 73 años, por causas naturales, Pat Morita, más conocido como el Sr. Miyagi, ese que conseguía que le pintaran la casa, le lavaran el coche y demás cosas con la excusa de que enseñaba karate.

Ni qué decir tiene que este personaje ha pasado por méritos propios a la historia del cine, sus sabias lecciones, su forma de intentar cazar moscas con palillos ( estaba un poco grillao el hombre ) y la gracia que tenía. Y eso que las ocasiones en que en las pelis le veíamos pegar unas yoyas se pueden contar con los dedos de las manos. Se supone que el tipo era pacifista y sólo enseñaba karate para hacer bonsais o , en el caso del Daniel San, para que no le pusieran la cara como un mapa.
La explicación real es que este hombre era actor, y a pesar de ser oriental, no tenía ni papa de karate. Ni todos los orientales saben artes marciales, ni todos los españoles somos toreros.
En las escenas de "acción" fue doblado por un maestro ya abuelete. Con todo y con eso, el hombre hizo algunas escenitas él mismo.

Grandes películas, divertidas y entretenidas ( bueno, la cuarta era un truñete, con lo de meter a la chica y tal ), y esos malotes, del Dojo Cobra Kai ( existe el dolor en este Dojo? No , sensei !)
Por cierto, el malo del Cobra Kai es el piloto del helocóptero al que Rambo le rompe el careto por dejarle abandonado en el campamento vietnamita. Este tío no gana pa sustos, vaya enemigos se echa al coleto.

Rercuerdo un episodio del Príncipe de Bel Air en el que Will Smith iba a un gimnasio a que le enseñaran a defenderse, y el profesor era Pat Morita. La conversación era más o menos así:

Will Smith - Quiero que me enseñe todas esas cosas del karate, quiero ser como Steven Seagal.
Pat Morita - Ahhh, ¿quieres ser un mal actor, eh?

Pobre Stivi ni el Señor Miyagi le toma en serio.

Descanse en paz el Señor Miyagi, y que pula mucha cera allí donde esté.

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